“Quienes somos victimas de extorsión lo perdemos todo, la tranquilidad, bienes, ingresos económicos, pero cuando esto no es suficiente se pierde la vida, lo más importante para todos”.
Es el relato de quienes todos los días tienen que enfrentar las llamadas o mensajes de extorsión, un delito que no ha podido ser erradicado en el Estado de México.
“Ha sido muy ficil porque llevamos tres años, hemos tenido que pagar derecho de piso para que nos dejen trabajar, hubo un tiempo en el que decidimos dejar de trabajar porque era muy complicada la situación”.
Los giros que más afectados se han visto por este delito son las pollerías, tortillerías y negocios dedicados a la venta de huevo.
“Si das cuota trabajas con ellos y para ellos y si no das cuota eres responsable de lo que te pase, por no pagar lo que te están exigiendo”.
El miedo ha obligado a muchas de las víctimas a callar, ya que al no tener respaldo de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, una denuncia podría representar perder su vida o la de sus seres queridos.
“Es frustante, porque tu vas con todo el miedo hacer la denuncia y que te digan gracias por venir avisarnos pero no vamos hacer nada, porque no tenemos tiempo, porque no queremos o porque estamos haciendo algo más importante o porque estamos recibiendo la parte económica que nos toca”.
Trabajar bajo las condiciones del crimen organizado, es lo único que les queda a quienes se dedican a dichos giros y es que en el Estado de México, hasta los policías están involucrados con los “malos”.
“Tenemos que trabajar para ellos para no pasar por un secuestro, o que maten a alguien, ahora decimos mientras las cosas sean materiales no pasa nada, como sea sabemos trabajar y lo recuperamos, pero se meten con la vida de las personas”.
Si bien se han desplegado fuerzas de seguridad particularmente en la zona sur donde hay presencia de la delincuencia organizada, lo cierto es que los miembros de éstas células buscan la forma de intimidar a sus víctimas para cumplir con el derecho de piso.