La tala ilegal está devastando los bosques de Ocuilan. En los bienes comunales de San Juan Atzingo, que forman parte del Gran Bosque de Agua, seis de las 12 hectáreas de bosque han sido destruidas por talamontes.
“Desde la carretera parece que hay bosque, pero al internarnos vemos claros sin árboles. La mayoría de la vegetación es secundaria, lo que quedó tras la tala de árboles adultos de oyamel y pino”, explicó Eduardo González Gómez, presidente del Ayuntamiento Indígena Tlahuica de Atzingo.
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Se estima que en esta zona se talan hasta 300 árboles al día. Los responsables son principalmente personas originarias de Michoacán y Cuernavaca, quienes operan aserraderos clandestinos en Santa Martha, Santa Lucía y Xalatlaco.
“Hemos calculado que, al menos en esta parte del Gran Bosque de Agua, se derriban diariamente 300 árboles. Hay alrededor de 20 aserraderos operando día y noche, y cada uno tala al menos 10 árboles por día. Sin embargo, la cifra real podría ser aún mayor”, advirtió González Gómez.
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Según el Ayuntamiento Indígena, la madera extraída ilegalmente es enviada a Morelos, Ciudad de México, Santiago Tianguistenco y Ecatepec, donde se comercializa en madererías como polines, vigas y tablas.
Cada camión transporta hasta 1,200 polines diarios, con un valor de 100 pesos cada uno, lo que representa ganancias de hasta 120,000 pesos por viaje.
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“Vemos diariamente camiones que salen de los aserraderos cargados con madera rumbo a Morelos, la Ciudad de México y Tianguistenco. Algunos toman la carretera hacia La Marquesa, mientras que otros la transportan a Ecatepec, donde hay aserraderos cerca de una universidad”, detalló González Gómez.