En julio, Carlos García Garcés enfermó de COVID-19. Tras ser dado de alta, debió enfrentar graves secuelas de la enfermedad, que sobrellevó desde su hogar, pero luego de un mes, continuaron presentes, tanto en su cuerpo, como en su relación con la sociedad.
Al mantener activa la enfermedad, comprendió el temor ante el contagio. Incluso él mismo quería evitar el contacto con otros para no poner en riesgo a sus seres queridos, pero reconoce que la discriminación, o más bien el temor por parte de la sociedad es muy grande al enterarse de que una persona enfermó de COVID-19.
Tras un par de meses sin acudir a su trabajo, al regreso el trato es distinto: “Si no saben que me enfermé, me tratan normal, pero si alguien se entera que me dio COVID, se quieren poner mascarilla, guantes, no se me acercan. Les da miedo de que los pueda contagiar, aunque mi doctor me dijo que tras quince días, ya no soy contagioso”, expresó después de enfatizar que comprende el temor de la gente.
Además de esto, Carlos se ha enfrentado a cambios en su cuerpo, pues perdió ocho kilogramos de peso; además, aún experimenta agotamiento al subir o bajar escaleras: “La respiración no la tengo normal”, dijo. Asimismo, enfermó de gripe hace una semana, pues su sistema respiratorio quedó debilitado y está más expuesto a los cambios de temperatura de la temporada invernal.
Esta situación también lo mantiene con constante temor de enfermar gravemente, ya sea por una gripe, neumonía, influenza o una recaida de COVID-19: “Sí, tengo mucho miedo, pero no tengo otra opción. Ya regresé al trabajo. Sí hay miedo al recontagio, pero espero que no me dé, porque mi doctor me dijo que si le regresa a una persona con los pulmones dañados, es la muerte prácticamente”, expresó.
Como estrategia preventiva, ha reforzado las medidas sanitarias recomendadas, como uso de guantes, cubrebocas KN95 y careta: “Sí, me cuido mucho”, concluyó.
A pesar de esto, Carlos se siente afortunado por haber superado la enfermedad, que, lamentablemente, se ha cobrado la vida de miles de personas, incluso de conocidos suyos, pues en su trabajo han sido tres las personas que no superaron el COVID-19.