La pandemia de COVID-19 provocó la pérdida del trabajo realizado durante los últimos 20 años para erradicar la pobreza en el mundo, afirmó la responsable de Sistemas Alimentarios y Dietas Sostenibles para Todos –Políticas Públicas y Coordinación Intersectorial- FAO-México, Karina Sánchez Bazán.
Al participar en el Primer Congreso Internacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional para el Desarrollo Sostenible de la Unidad Académica Profesional Acolman de la Universidad Autónoma del Estado de México, sostuvo que “vamos por muy mal camino” para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y, en particular, el número 2, referente a erradicar el hambre para 2030.
La especialista, quien dictó la conferencia magistral “Seguridad alimentaria y nutricional y el cumplimiento de la Agenda 2030”, aseveró que el hambre en el mundo aumentó a partir de la pandemia y alrededor de dos mil 400 millones de personas carecen de acceso a una alimentación adecuada.
Por otra parte, indicó que América Latina y El Caribe conforman la segunda región más cara del mundo para comprar una dieta saludable, ya que se calcula que se necesitan 4.25 dólares al día para que una persona pueda alimentarse de manera sana.
En México, abundó, 59 por ciento de la población vive en inseguridad alimentaria, es decir, no sabe si va a desayunar, comer o cenar. Puntualizó que durante la pandemia, 63 por ciento de los hogares redujo sus gastos generales a consecuencia, por supuesto, de la reducción de sus ingresos.
Además, detalló, siete de cada 10 adultos tienen sobrepeso y obesidad, mientras que los niños se pelean el primer lugar de obesidad del mundo. “20 por ciento de los niños de 5 a 11 años viven con sobrepeso y obesidad, lo que quiere decir que van a ser adultos con sobrepeso y obesidad”.
Por ello, recalcó Karina Sánchez Bazán, no solo es necesario hablar de dar comida a la gente, sino de que las dietas sean saludables.
Por otra parte, subrayó que se estima que anualmente, un tercio de toda la comida que se produce en el mundo se tira. Asimismo, dijo, la pérdida y desperdicio de alimentos tienen un impacto ambiental sumamente importante y 30 por ciento de las emisiones globales de carbono son atribuibles a todo lo que pasa en el sistema alimentario.
“Si las perdidas y desperdicios de alimentos fueran un país estarían como el tercer mayor emisor de gases de efecto invernadero, solo por arriba de China y Estados Unidos”, aseguró.
Finalmente, Karina Sánchez Bazán enfatizó que es importante garantizar el acceso a una alimentación saludable para todos y, sobre todo, impulsar una producción respetuosa y amigable con el medio ambiente. “Es importante intervenir en las cadenas de suministro de alimentos para que sean más sanas para nosotros y el medio ambiente”, dijo.