La pandemia por COVID-19 sigue causando afectaciones a los pequeños negocios. Una de ellas es la señora Carmen, la cual cuenta con un negocio de venta de tacos de cecina en la colonia Nueva Oxtotitlán y desde hace meses sus ventas disminuyeron considerablemente; así que, al ver sus bolsillo vacíos, decidió ofrecer sus productos a domicilio, donde sus nietos llevan los pedidos a bordo de su bicicleta y de esta manera contribuyen a la economía de su abuelita.
“Ya no vendía nada, mi producto incluso se me hecha a perder y eso me generaba más perdidas, sábados y domingos era mi venta principal, por eso comencé a decirles a mis clientes que daría servicio a domicilio”, señala Carmen.
Pasaron exactamente tres fines de semana y sus ventas incrementaron, puesto que mientras doña Carmen preparaba, Ricardo y Cesar repartían la cecina. “Mi abuelita junto con uno de sus trabajadores prepara la carne y nosotros la entregamos; si no ubicamos la calle, los mismos clientes nos mandan su ubicación y le damos a los pedales para llegar”, agrega Ricardo.
Así pues, esta opción a domicilio incrementó por lo menos un 70 por ciento de sus ventas, lo cual beneficio al bolsillo de la señora Carmen. “Sí me ayudó mucho, yo me acople a esta nueva forma de trabajar, antes nada más abría mi local y esperaba a que llegarán, ahora yo tengo que ir a mis clientes”, menciona la señora.
Doña Carmen tiene 57 años de edad, al igual que ella otras personas adultas se han tenido que acoplar a la tecnología y a la nueva normalidad, a causa de la contingencia sanitaria por coronavirus. Sin embargo, la señora Carmen dijo: “Yo la verdad soy enemiga de los celulares, las computadoras, porque a veces no les entiendo, ahora ya hasta cargo con mi celular a donde me mandan mensajes para encargarme su pedido”.
Lo anterior fue un testimonio más de un negocio que ha tenido que emigrar al servicio a domicilio, lo que les ha permitido obtener un respiro económico.