El Estado de México, durante los últimos años se ha convertido en el escondite para algunos de los más importantes capos del narcotrafico, lo que ha generado que se registren detenciones importantes en el territorio mexiquense.
La nula intervención de las autoridades de seguridad estatal en la resolución de delitos a nivel federal, se ha convertido en factor para que los cabecillas de organizaciones delictivas busquen resguardarse en la entidad; esto de acuerdo con Samuel Espejel Díaz, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma del Estado de México y experto en temas de seguridad.
"Podemos afirmar que lo hacen con el fin de encontrar aquí, en nuestra entidad federativa, la impunidad, pues las autoridades les permiten establecer sus residencias sin más. Partamos de un principio: los delitos como el narcotráfico son, precisamente, delitos federales, por lo tanto, perseguibles en cualquier lugar de la república, bajo la responsabilidad de autoridades federales, lo que se traduce en la no intervención de las autoridades municipales y estatales en esta materia".
Algunas de las detenciones registradas en territorio mexiquense han sido las de Gerardo Álvarez Vázquez, alias “El Indio” o “El Chayan”, líder de una de las dos fracciones en que se dividió el Cártel de los Beltrán Leyva tras la muerte de su líder, Arturo Beltrán Leyva. El 16 de diciembre del 2009, fue detenido luego de un enfrentamiento registrado en la zona residencial Bosques de la Herradura, en Huixquilucan, en una operación que comenzó alrededor de las cuatro de la tarde y que aún continuaba por la noche, entre las barrancas de la zona.
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Raúl Villa Ortega, propietario de una empresa de seguridad privada en el Estado de México y miembro del cártel de Sinaloa, junto con el comandante de la policía municipal de Huixquilucan, Antonio Ramírez Cervantes, fueron detenidos en territorio mexiquense tras ser identificados como los responsables materiales de levantar y ejecutar a 24 personas en un paraje de la zona conocida como La Marquesa.
Édgar Valdez Villarreal, alias "La Barbie", narcotraficante y exintegrante del desaparecido Cártel de los Beltrán Leyva, fue capturado por el Gobierno federal en una finca ubicada en la localidad de Salazar, municipio de Lerma. Marco Antonio Paredes Machado, operador del Cártel de Sinaloa, quien se dedicaba al envío de cargamentos de droga hacia Estados Unidos mediante narcotúneles desde Agua Prieta, Sonora, y también desde Baja California Sur, fue detenido cuando salía de un hospital en Huixquilucan, en enero de 2011, por lo que ya lleva nueve años cumplidos de su condena.
Arturo Culebro Arredondo, "El Tito", presunto operador financiero de los Cárteles de los Beltrán Leyva y del Norte del Valle de Colombia, fue detenido el 4 de abril de 2011, también en Huixquilucan. Jesús Alfredo Salazar Ramírez, alias “El Muñeco” o “El Pelos”, considerado como uno de los lugartenientes más importantes de Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo Guzmán”, y quien presuntamente era responsable del control de siembra, producción y tráfico de droga en el estado de Sonora y parte serrana del estado de Chihuahua, la cual era enviada principalmente hacia Estados Unidos, fue detenido en este mismo municipio.
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Carlo Alessandro Ricalde Barocio, señalado como uno de los seis delincuentes más buscados por las autoridades estatales y federales, fue aprehendido en una plaza comercial del municipio de Lerma, producto de una investigación que la entonces procuraduría mexiquense realizó durante, aproximadamente, cuatro años.
Espejel Díaz detalló que, al quedar excluidos, los elementos de seguridad muchas veces permiten que los integrantes de células delictivas pasen de largo por cualquier municipio del estado: "En los operativos de detención participan todas las fuerzas policiacas del Estado de México, como las policías municipales y estatales; sin embargo, por su naturaleza y características, prácticamente se trata de personal de apoyo, no el de logística ni tampoco el que lleva a cabo el desempeño de la actuación principal. Estas acciones corresponden a la gendarmería y a lo que queda de la policía federal, incluyendo a los agentes del Ministerio Público federal. Las policías locales siempre coadyuvan en los operativos, y por eso normalmente se les ve en la periferia, más bien resguardando el lugar".
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El tema de la corrupción va de la mano con la residencia de los delincuentes; tal es el caso de, por lo menos, cinco cabecillas que fueron capturados en Huixquilucan, quienes, además, eran custodiados por policías municipales y estatales.
"Sí, claro, la corrupción puede considerarse, aunque es una vertiente difícil de comprobar. Efectivamente, pueden corroborarse actos de corrupción allí donde se permiten la convivencia pacífica o, simplemente, la residencia de delincuentes en zonas determinadas del Estado de México".