Con la llegada del Blue Monday, la depresión capta de nuevo los reflectores, sin embargo, hay otros trastornos mentales a los que no se les da la importancia debida, pese a que especialistas en la materia señalan que al menos un integrante de cada familia mexiquense, padece uno.
Para José Miguel Escalona, neuropsicólogo del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), los trastornos mentales son alteraciones de la emoción cognitiva, lo que afecta la conciencia, la percepción y conducta del paciente, pero no siempre quien los sufre se da cuenta, y es ahí donde su círculo cercano debe entrar en acción.
Y aunque hoy en día la información la tenemos a la mano, muchas veces se confunden los síntomas con emociones pasajeras.
“No hay mucha promoción de la salud mental porque tenemos ideas erróneas de lo que es, pensamos que es para personas locas, pero en el Estado de México es muy común ver a personas con problemas de aprendizaje, depresión y ansiedad, pensamos que con un ‘échale ganas’ se resuelve la situación, pero no, se necesita un terapeuta o a un psiquiatra”.
El experto señaló que todos sentimos tristeza pero cuando es profunda o excesiva ya es depresión, y se detecta cuando quien la vive presenta alteración en dos o más aspectos de su vida cotidiana, tales como la pérdida de apetito, o aumento, la vida cambia radicalmente.
“Cuando una persona está deprimida y lo lo sabe, hay que verificar que no se haya cambiado un hábito que es muy de él, hay personas que superan las rupturas, las muertes, más rápido que otras, depende de la resilencia. Para tener una buena salud mental hay que estar conectados en nuestra consciencia física, emocional, no guardarnos nada, llenarnos de gente que nos nutra”.
En ese sentido, la terapeuta especializada en atención Gelstalt, Paulina Perdomo, señaló que muchas veces la depresión se confunde con tristeza, con duelo e incluso con los cambios de la adolescencia, por lo que es urgente que la salud mental sea considerada como “canasta básica”, tan importante como tener a un médico o dentista de cabecera.
“Escuchen a sus seres queridos, pregunten cosas, pregunten cómo están, que pregunten cualquier otra cosa que no sea del trabajo o las calificaciones, creo que eso es muy importante, tomarse 10 o 15 minutos para platicar con sus hijos eso puede hacer toda la diferencia”.
Ambos especialistas coincidieron en que la primera infancia es básica para la educación emocional, y explicaron que, si un día un niño se cae, hay que preguntarle “¿cómo te sientes?”, no decir ‘levántate’, además de que los infantes no identifican emociones hay que pedirles que las describan.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica, hasta el 30 por ciento de la población padece un trastorno mental y entre el 1 y 2 por ciento ha intentado suicidarse.
“En México, hay mucho miedo a la palabra ‘suicidio’ rara vez preguntamos ‘¿Oye, tienes ideas suicidas?’, eso es muy importante, empezar a preguntar esas cosas puede ayudar muchísimo, pero nos da miedo y nos vamos por la tangente, muchas veces confundimos adolescencia con depresión y depresión con adolescencia”, añadió Paulina Perdomo, psicoterapeuta.
Cabe señalar que los trastornos mentales, en especial la depresión ha aumentado en niños por la globalización las redes sociales, pues el fenómeno de los “niños invisibles”, a quienes los videojuegos y la tablet y los van aislando, casos que han aumentado.