Los mapaches, esos mamíferos con antifaz natural, podrían estar a un paso de convertirse en la mascota del futuro, al menos en Estados Unidos. Y la culpa, según un interesante estudio, es de la basura.
Publicada en la revista Frontiers in Zoology, la presente investigación reveló que estos animalitos, ya conocidos cariñosamente como “trash pandas” (pandas de la basura), están evolucionando físicamente gracias a vivir cerca de nosotros.

Para llegar a esta conclusión, un equipo de científicos de la Universidad de Arkansas evaluó casi 20 mil fotografías de mapaches urbanos, identificando así un cambio físico clave: una clara reducción en la longitud del hocico a comparación de sus similares rurales.
“Esta característica es un signo de domesticación temprana, parecida al que se ha visto en las primeras etapas de la domesticación de nuestros queridos perros y gatos”, indicó Raffaela Lesch, autora del estudio.

“Creemos que el inicio de este proceso evolutivo fue el bote de basura. Y es que dondequiera que vamos los humanos hay basura, y a estos seres en particular les encanta la nuestra”, afirmó.
En palabras de Lesch y el resto de sus colegas, los cambios que están experimentando los mapaches urbanos encajan con el denominado “fenotipo del síndrome de domesticación”, el cual trae consigo una serie de cambios tanto anatómicos como morfológicos: colas rizadas, orejas caídas, menor pigmentación y el ya mencionado hocico más corto, que entra en la categoría de esqueletos faciales reducidos.