Hace siete años, Alfredo Pérez, un hombre oriundo de Nicaragua, decidió dedicar su vida al adiestramiento de mascotas. Gracias a su manera de enseñar, comenzó a ofrecer sus servicios a domicilio, hasta que se dio cuenta de que la demanda era alta y que no había un sector que cubriera ese vacío.
Luego de mucho esfuerzo y un largo camino recorrido en este sector, el hombre decidió abrir la primera Escuela Canina de Nicaragua, con el objetivo de que los dueños de mascotas, interesados en mejorar las habilidades sociales de sus canes, tuvieran una alternativa en un sólo lugar.
En este colegio para perros “antisociales” se brindan diferentes servicios, todos adaptados a cualquier circunstancia que pueda requerir el dueño del animal.
Como ejemplo tenemos las clases de hidroterapia, enfocadas principalmente a perros de tamaño grande y mediano que, según la experiencia de Alfredo, son los que tienen mucha hiperactividad. Dichas sesiones consisten en que el entrenador ingresa a una piscina con el perro y ambos comienzan a hacer ejercicios de manera estática, de relajación y de flotación.
Sin embargo, la Escuela Canina no es sólo un lugar de adiestramiento y relajación, ya que también ofrece servicios de hospedaje canino cuando sus respectivos propietarios se tienen que ausentar.
Para el fundador del colegio, la relación entre dueños y mascotas es primordial; por este motivo, los adiestradores de su academia llevan una materia en la que se involucran con el animal para poder reforzar este vínculo. De igual manera, a los dueños se les enseña a ser pacientes y generosos con su perros, sin perder la debida autoridad.
Actualmente, la Escuela Canina tiene a más de 45 ejemplares de distintas razas matriculados y hospedados, donde se dedican a entrenar y divertirse de lunes a viernes, mientras que los fines de semana regresan a sus hogares para pasar un par de días con su familia.