El cambio climático hizo hasta 40 veces más probables que se dieran las condiciones extremas de calor, sequía y viento que intensificaron e impulsaron los devastadores incendios forestales registrados durante el verano en la Península Ibérica.
A esta conclusión llegó un nuevo estudio elaborado por la red científica World Weather Attribution (WWA), cuyos autores advirtieron sobre la urgencia de reducir el uso de combustibles fósiles y reforzar la gestión de la vegetación abandonada.
Según datos oficiales, los siniestros acontecidos hace unas semanas en España y Portugal dejaron un total de 8 víctimas mortales, así como más de 640 mil hectáreas quemadas en ambos países, cifra que se traduce en dos tercios del área total calcinada a nivel europeo en lo que va del año.
“Las olas de calor y la sequía, derivadas del cambio climático, intensificaron la propagación de incendios forestales en la Península Ibérica, donde las altas temperaturas superaron los 40 grados centígrados durante diez días consecutivos, el episodio más cálido jamás registrado en España”, expuso la investigación de la WWA.
“Causado principalmente por la quema de combustibles fósiles, el cambio climático ha hecho que las condiciones meteorológicas propicias para la aparición y propagación de las llamas sean 40 veces más frecuentes y un 30% más intensas”, precisó.