Las algas brindan color al océano y al planeta, a la vez que combaten el cambio climático, revela Atsushi Watanabe, uno de los investigadores principales del Insituto de Investigaciones Oceánics de la fundación “Sakasawa Peace” de Japón.
En el marco de la tercera edición del Encuentro de los Mares que tiene como sede la ciudad de Sevilla, España, el experto señaló que estos organismos ayudan a frenar el calentamiento del planeta y ofrecen numerosas posibilidades en campos como la medicina, la investigación o la fabricación de productos ecológicos.
Fundamentales en la cocina tradicional japonesa, las algas, declaradas como un bien intangible, cuentan con un gran valor nutricional, son fuente de fibra, minerales y vitaminas; además, su consumo favorece el retraso de padecimientos mentales como el Alzheimer o la demencia.
“En el fondo marino de mi país hay una rica variedad de algas y su uso se está extendiendo desde hace millones de años, por si fuera poco, ya hacia el año 700 se usaba como moneda de cambio al momento de pagar impuestos”, comenta Watanabe.
Y es que el cultivo de algas en Japón supone el 23% de la producción agrícola de la nación y se producen 8 mil millones de simientes por año; no obstante, la producción se encuentra actualmente en una situación difícil y en descenso durante los últimos años.
Esta situación es algo que, a juicio del investigador japonés, resulta bastante grave ya que tiene consecuencias directas sobre el medio ambiente, como es el incremento de la temperatura del agua o el aumento de peces invasores.
“Se debe luchar contra esto para frenar el calentamiento del planeta y luchar contra el cambio climático. La dirección del trabajo debe ir en la dirección de convertir las algas en la “verdura del oceáno” y potenciar sus beneficios”, explica.