La posibilidad de que se revise la decisión de la Unión Europea (UE) de prohibir la venta de vehículos con motor de combustión a partir de 2035 ha vuelto a dividir a la industria automotriz de aquel continente.
Y es que, por un lado, algunas empresas buscan impulsar los modelos eléctricos para agilizar la descarbonización del transporte ligero por carretera; mientras que otras, aún se resisten al cambio y advierten que es un error quedarse con una sola tecnología.
A lo anterior, se le une la batalla entre compañías eléctricas y petroleras, éstas últimas desarrollando combustibles de origen no fósil, con cero emisiones netas de dióxido de carbono (CO2) y aptas para utilizarse en motores de combustión interna (gasolina y diésel).
Por lo pronto, todos los involucrados seguirán moviendo sus fichas con miras al siguiente diálogo sobre el futuro de la industria y el motor de combustión, a celebrarse el 12 de septiembre próximo.