La Fórmula 1 ha perdido a una de sus figuras más icónicas. Eddie Jordan falleció a los 76 años en Sudáfrica a causa de un agresivo cáncer que afectó su próstata, vejiga, columna y pelvis. Fundador de Jordan Grand Prix, su legado perdura en el automovilismo, no solo por sus logros en pista, sino por la huella que dejó en pilotos y equipos.
Nacido en Dublín en 1948, Jordan comenzó su carrera como piloto de karts y se coronó campeón irlandés en 1971. Sin embargo, su mayor éxito llegó al fundar Jordan Grand Prix en 1991, equipo que se convirtió en un semillero de talentos y logró cuatro victorias en la Fórmula 1.
La escudería alcanzó su primer gran triunfo en el GP de Bélgica de 1998 con un inolvidable 1-2 de Damon Hill y Ralf Schumacher. En 1999, Heinz-Harald Frentzen llevó al equipo a su mejor desempeño, con dos victorias y un tercer lugar en el campeonato de pilotos y constructores.
Tras la venta de su equipo en 2005, la estructura pasó por varias transformaciones hasta convertirse en Aston Martin. Mientras tanto, Jordan se consolidó como comentarista de F1, con su estilo directo y predicciones acertadas, como el fichaje de Hamilton por Mercedes en 2013.
Su muerte conmociona a la comunidad del automovilismo, pero su impacto sigue vivo. Eddie Jordan fue más que un dueño de equipo: fue un visionario que ayudó a definir una era en la Fórmula 1.