Sumida en una depresión tras el diagnóstico de una enfermedad que limitaba sus capacidades físicas y por atravesar un divorcio, la ahora medallista parapanamericana Claudia Pérez inició la práctica de actividad física como parte de una terapia psicológica, hecho que cambió su vida y que, en la actualidad, la llevó a clasificarse a los Juegos Paralímpicos de Tokio.
“Parece un cuento de hadas. Cuando inicié en el deporte adaptado, más o menos en el 2008 o 2009, estaba atravesando por una etapa muy complicada. Entonces fui a una terapia con un psicólogo y me recomendó distraerme con algo. Me daba pena salir de mi casa porque en esa época estaba en silla de ruedas; llegué a pesar casi 150 kilos y para mí era horrible que la gente me viera”, declaró la tenismesista mexiquense.
Pérez explicó que padece fiebre reumatoide, lo que la llevó a la silla de ruedas y, posteriormente, al sobrepeso; pero ver sufrir a su hija la animó para buscar un psicólogo, quien le hizo entender que cambiar dependía de ella. Y justamente encontró en el deporte ese espacio que catapultó su vida de forma positiva a partir de ese momento.
“Busqué el deporte adaptado. Ver a mis compañeros que estaban peor que yo y cómo eran independientes me ayudó mucho, porque cuando fui, tenía ocho años usando la silla, más ‘chuequita’, más dependiente y hundiéndome más. En cuanto conocí el deporte adaptado, me encantó”, comentó. “Empecé practicando basquetbol y danza en silla de ruedas, pero sobre todo me gustaba ir a reírme, el ambiente que había. No sabía de competencias, de torneos, nada de eso; lo hice por distraerme, porque estaba contenta y ver cómo mis brazos se hacían más fuertes, para aligerarme y bajar de peso”.
Durante ese periodo, Claudia fue sometida a una intervención en las rodillas, donde le colocaron prótesis para volver a caminar. Fue un proceso muy difícil, pero lo enfrentó con otra visión, siendo una persona más independiente.
Un día, para fortuna para ella y del deporte adaptado nacional, colocaron una mesa en el gimnasio de Cuautitlán Izcalli donde entrenaba y un compañero le explicó los fundamentos básicos de esta disciplina que la cautivó: “Desde entonces me enamoré del tenis de mesa. Dije 'esto es lo mío, quiero aprender más, saber cómo se juega'. Ya no entrené danza y me salí del basquetbol, ya no quise hacer eso y me metí de lleno. Eso ocurrió en el 2011; lo jugué durante un año en silla de ruedas, todavía con Mari Paredes y Tere Arenales. Empecé a subir mi nivel y de repente me dijeron que había que reclasificarme para que jugara de pie”, detalló la tenismesista.
Haber conocido el deporte adaptado después de los 38 años no fue una limitante para Claudia, sobre todo porque no pensaba en el alto rendimiento, sino como en una herramienta para mejorar su calidad de vida; y los logros deportivos han llegado como una afortunada consecuencia secundaria: “Si desde un inicio hubiera dicho 'voy a practicarlo para competir internacionalmente', tal vez me hubiera puesto la barrera de la edad, pero lo vi como rehabilitación, por salud. Por eso, mi prioridad es sentirme bien, estar bien y sé que eso trae cosas buenas”, consideró.
La deportista logró su primer objetivo, porque, aunque su enfermedad continúa, ella ha mostrado una gran mejoría y el dolor ahora es controlable, debido, en gran parte, al ejercicio que realiza día con día, y que la mantiene más fuerte.
La atleta fue más allá y reveló que ahora ve su enfermedad de forma distinta, ya que en un principio le pareció una tragedia, la comprende como el detonante para que una completa revolución sucediera en su vida, mejorando su desarrollo como persona, tanto en la salud, como en el aspecto mental: “Qué bueno que tengo la artritis, porque si no, no habría conocido el deporte adaptado, no estaría en la selección jugando tenis de mesa. Ahora sí digo que es increíble que tenga 49 años y vaya a ir a unos Juegos Paralímpicos; no lo puedo creer. Ojalá que esto sirva de algo para que la gente se motive. Lo difícil es iniciarlo”, declaró la atleta, que ya tiene su calificación para los Juegos Paralímpicos de Tokio, al haber obtenido la medalla de oro en los pasados Juegos Parapanamericanos de Lima 2019.
“Yo pensaba que iba a ganar una medalla de bronce y me regresé con una de oro y con el pase a Tokio. Toda mi concentración estaba puesta en el tercer lugar. Es más, las jugadoras de Canadá y Argentina ya me habían ganado. Entonces, pensaba en un tercer puesto, siendo objetiva, no haciéndome menos, concentrada y ubicada en mis condiciones y capacidades. Para mí, ir allá ya era algo bueno”, expresó.
Claudia ha replanteado sus objetivos. Ahora tiene nuevas metas y entrena con miras a su primera participación en una magna justa olímpica: “Estaba concentrada en jugar bien, en hacer cada punto, en hacer lo mejor que pudiera; y en la suma de todo esto se dieron las cosas. Gané, y en ese momento no me lo creía. Fue algo maravilloso, y fue cuando Milton, entrenador nacional, me dijo ‘nos vamos a Tokio’. Hasta ese momento me lo creí”.