Damian Lillard no ha tenido el regreso que los Bucks esperaban. Después de un mes de inactividad por una trombosis venosa profunda, el base volvió a la duela, pero su desempeño distó de ser el habitual, promediando apenas 10.5 puntos y 6 asistencias, con un bajo 24% de efectividad en tiros de campo.
La situación empeoró durante el cuarto partido contra Indiana. Lillard intentó luchar por un rebote ofensivo en el primer cuarto, pero cayó tras el contacto con un rival, quedando tendido en el suelo y mostrando evidente dolor en su pierna izquierda.
Posteriormente, el jugador necesitó asistencia para salir de la cancha, sin poder apoyar su peso en la extremidad afectada. Fue conducido directamente al vestuario para su evaluación médica inicial.
Un examen preliminar reveló que la lesión podría involucrar el tendón de Aquiles, y se programó una resonancia magnética para el lunes, momento en el que Milwaukee conocerá con certeza la gravedad de la lesión, según informes compartidos por Shams Charania.
Con los Bucks abajo 2-1 en la serie ante los Pacers, la posible baja prolongada de Lillard representa un golpe devastador a sus aspiraciones de avanzar en la postemporada.