México ha dado grandes regalos al mundo, entre ellos el cacao, maíz y una flor de esta temporada navideña. Se trata de la nochebuena, o como era conocida entre los pueblos nahuas, cuetlaxóchitl, que traduce como “flor que se marchita” o “flor de fuego”.
Entre el pueblo mexica la flor tenía como significado la pureza y la nueva vida de los guerreros caídos. Por ello, la cuetlaxóchitl se colocaba en los altares dedicados a caídos en batalla, simbolizando su nueva vida, pues se creía que los héroes volvían a libar la miel que sale de dicha flor.
De acuerdo con el documental de la UNAM, Cuetlaxóchitl, la flor ritual prehispánica que se convirtió en símbolo universal de la Navidad, el color rojo de la flor fue el principal atributo que la convertía en ritual, pues asemejaba el color de la sangre. Sin embargo, también tenía relación con el sol, la juventud, la pureza y el fuego.
La naturaleza femenina de la cuetlaxóchitl
Por otra parte, la flor prehispánica estaba asociada a la naturaleza femenina, motivo por el que también era utilizada en los altares dedicados a Tonantzin. Gracias a dicha característica, también estaban asociadas a la diosa Xochiquetzal y a la sexualidad femenina. Por su parte, los colibríes o huitziles, representaban la naturaleza masculina, la de los guerreros que regresaban para libar la flor.
Sin embargo su uso no se limitaba a lo ornamental, la flor también se usó para extraer tintes naturales para telas y códices. Asimismo, su naturaleza femenina se asociaba con sus propiedades medicinales. De acuerdo con el Códice Florentino, se recomendaba comerlas hervidas para la producción de leche materna. No obstante, existían supersticiones de respeto, pues las mujeres debían evitar dañar esta flor sin aroma para aullentar enfermedades genitales. Con respecto a los hombres no había restricción, pero debían respetar la embriagadora flor de nardo que representaba a Xochipilli, la contraparte masculina de Xochiquetzal.
Gracias a su belleza y a su simbolismo asociado al renacimiento, los franciscanos vieron en ella una herramienta para la colonización espiritual y las utilizaron para fundir las fiestas de equinoccio de invierno con la Navidad. Desde entonces, su belleza dejó de estar asociada a Huitzilopochtli y se relacionó con Jesús.
En el siglo XIX la flor de nochebuena se expandió desde los viveros de Taxco a Estados Unidos y Europa para las celebraciones de Navidad.
Lamentablemente, a la par se olvidó su origen y significado antiguo. Actualmente, decenas de modificaciones genéticas se comercian en México y todo el mundo, dejando en el olvido a la inmoral cuetlaxóchitl.
Fuente: mexicodesconocido