Un equipo de astrónomos de Canadá y México halló el origen de una misteriosa señal de radio captada por primera vez en 2007 por un estudiante de doctorado que investigaba datos de púlsares registrados por el telescopio Parkes, en Nueva Gales del Sur.
Estas señales, conocidas como ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés), captaron el interés de la comunidad científica porque tenían una duración de apenas unos pocos milisegundos y, debido sus repeticiones, se pensó que podían ser de origen extraterrestre. Incluso se manejaron teorías como que las FRB eran producto de una explosión de naves estelares.
Sin embargo, como las ráfagas rápidas de radio fueron detectadas en una amplia dispersión en distintas ubicaciones (se han detectado alrededor de 600 FRB desde su descubrimiento en 2007), se debilitó la teoría de que su origen era extraterrestre.
Ahora, una investigación publicada en el Astrophysical Journal Letters por astrónomos del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica de la UNAM en México (INAOE) y el Experimento Canadiense de Cartografía de la Intensidad del Hidrógeno (CHIME) identifica el origen de una ráfaga rápida de radio conocida como 20181030A y captada por primera vez en 2019.
Los expertos indicaron que la señal detectada procede de una galaxia con forma de espiral llamada NGC 3252, ubicada a unos 65 millones de años luz de distancia. El hallazgo se logró mediante el instrumento OSIRIS del Gran Telescopio de Canarias, en España.
Identifican el origen, pero no la causa
La doctora Aida Kirichenko del Instituto de Astronomía de la UNAM destacó que aunque el hallazgo permite identificar FRB en los confines de nuestra galaxia, sigue sin saberse qué origina estas señales.
La experta recordó que una de las FRB identificadas se detectó en una estrella de neutrones con un campo magnético alto, conocida como magnetar. Sin embargo, aclaró que no todas las FRB tienen el mismo origen.
“Observaciones de diferentes galaxias anfitrionas nos muestran que es probable que no todos los estallidos de radio lleguen del mismo tipo de objetos. Esto los hace más misteriosos porque no podemos explicar la naturaleza de todos los estallidos con la misma teoría, y por eso se necesita detectar más estallidos y caracterizar más los ambientes de donde provienen para poder definir la naturaleza o proponer mejores modelos para explicarlos”, dijo la experta en declaraciones recogidas por Infobae.