La vacuna del sarampión no inmuniza solo contra esta infección, sino que garantiza que nuestro sistema inmunitario recuerde a las demás infecciones.
Durante años se había observado que la vacuna del sarampión no solo protegía contra este virus, sino que también nos defendía de otras infecciones a largo plazo. Una de las hipótesis es que, en concreto, el virus del sarampión produce amnesia inmunitaria.
Cuando sufrimos una infección y nuestro sistema inmunitario lucha contra ella y finalmente la vence, ciertos linfocitos se mantienen con vida durante años con la "memoria" de los antígenos. De este modo estamos ya inmunizados la próxima vez que nos enfrentamos a éste virus y podemos fabricar anticuerpos para combatirlo. Un equipo de investigadores de Harvard publicaron un estudio en la revista Science, en el que han podido comprobar que el sarampión borra entre el 11 y el 73% de los anticuerpos de la persona infectada. El sarampión nos deja, literalmente, indefensos.
Esta es la primera vez que se ha podido comprobar que la amnesia inmunitaria inducida por el sarampión es real, lo que pone de manifiesto lo importante que es la vacuna contra este virus. Más aún, los niños que hayan sido infectados con el sarampión pueden necesitar repetir todas las vacunas anteriores.
Según datos de la OMS, el sarampión causaba 2,6 millones de muertes antes del descubrimiento de la vacuna, y prácticamente desaparecieron después. Sin embargo, la actual crisis causada por el movimiento anti-vacunas ha provocado que las muertes aumenten hasta las 100.000 víctimas al año, triplicándose en la primera mitad de 2019. El sarampión es el causante de la mitad de la mortalidad infantil en el mundo.
La vacuna triple vírica (sarampión, paperas, rubeola) ha probado su eficacia para proteger el sistema inmunitario tras años de investigación.