¿Qué hubiera pasado si en lugar de millones de seres humanos fueran los dinosaurios la especie dominante del planeta?
Imaginemos por un momento que ningún meteorito hubiera caído en la Tierra hace sesenta y seis millones de años en la Península de Yucatán y que los dinosaurios siguieran vivos. ¿Cómo hubieran prosperado estos seres a través de los años y qué aspecto tendrían en la actualidad? ¿Seguirían siendo aquellos reptiles gigantescos que vagaban a través de las grandes llanuras de la tierra o hubieran evolucionado hasta alcanzar una forma muy distinta?
Lo cierto es que la extinción masiva de los dinosaurios también hizo posible la evolución humana. Los mamíferos supervivientes florecieron, incluidos los pequeños proto-primates que evolucionarían hasta convertirse en nosotros. Hoy vivimos en clanes que dominan la Tierra. Ya somos 8 mil millones de habitantes en el planeta.
Pero el objetivo de este texto es hablar sobre cómo se verían los dinosaurios si no se hubieran extinguido de la faz del planeta y los humanos no hubiéramos prosperado al punto que hoy conocemos.
Uno de los primeros científicos en plantearse una situación similar fue el paleontólogo Dale Russell, quien en los años 80 propuso un experimento mental en el que un dinosaurio carnívoro evolucionaba hasta convertirse en un ser inteligente capaz de usar de herramientas. Además, este ser tenía cerebro grande, pulgares oponibles y caminaba erguido. A lo largo de los años se le ha conocido como dinosauroide. Esta es una representación de lo que Russell imaginó con su propuesta:
Se trata de una representación bastante creativa pero poco probable. La biología de un animal limita la dirección de su evolución.
La evolución real de los dinosaurios
Pongamos como ejemplo a los saurópodos. Algo en su anatomía les permitió crecer de una manera que ningún animal terrestre había hecho antes, ni ha hecho después. A partir del Jurásico, el Brontosaurio y otros similares evolucionaron hasta convertirse en gigantes de 30-50 toneladas y hasta 30 metros de longitud, diez veces el peso de un elefante y tan largos como una ballena azul.
Pero mientras estos dinosaurios mostraban una clara tendencia a crecer, no pasaba lo mismo con sus cerebros. Los dinosaurios del Jurásico, como el Allosaurus, el Stegosaurus y el Brachiosaurus, tenían cerebros pequeños.
A finales del Cretácico, 80 millones de años más tarde, los tiranosaurios y los patos desarrollaron cerebros más grandes. Sin embargo, a pesar de su tamaño, el cerebro del T. rex sólo pesaba 400 gramos, o el cerebro de un Velociraptor pesaba 15 gramos. El cerebro humano medio pesa 1,3 kilogramos.
Los dinosaurios también desarrollaron una vida social cada vez más compleja. Empezaron a vivir en manadas y desarrollaron cuernos para luchar. Sin embargo, la historia siguió siendo la misma: evolucionaron hacia herbívoros gigantes y carnívoros con cerebros pequeños.
Es muy probable que de seguir vivos no hubieran experimentado demasiados cambios. Tal vez, los millones de años los hubieran dotado de cerebros algo más grandes, pero no lo suficiente como para que fueran especies de una gran inteligencia.
Otra historia ocurrió con los mamíferos
Por su parte, los mamíferos nunca desarrollaron herbívoros y carnívoros de enrome tamaño, pero sus cerebros sí crecieron. Los cerebros masivos (algunos de ellos más grandes que los nuestros) se pueden encontrar en orcas, cachalotes, ballenas barbadas, elefantes, focas leopardo y simios.
Otros mamíferos como los elefantes y los delfines han desarrollado los cerebros más grandes y los comportamientos más complejos.
Fue en África donde los primates evolucionaron hasta convertirse en simios de gran cerebro y, a lo largo de 7 millones de años, dieron lugar a los humanos modernos. Pero en otros lugares la evolución de los primates fue diferente. El entorno, la geografía, la fauna y la flora fueron factores para que la evolución de los primates ocurriera justo en tierras africanas.
Fuente: Muy Interesante