Afanasi Poliatinski, jefe de la oficina de correos del distrito de Sangar, en la república de Sajá, en el noreste de Rusia, caminó a pie cientos de kilómetros para repartir la correspondencia a diez aldeas de difícil acceso.
El hombre, de 27 años, empezó su viaje el pasado 1 de mayo, época en la que los caminos de la zona están anegados de agua y barro por el derretimiento de la nieve. Consigo sólo llevaba una muda de ropa, un rifle y una mochila cargada con 97 kilos de cartas. El destino más distante estaba situado a unos 350 kilómetros.
"La administración del distrito tiene un vehículo todoterreno. Pero, por desgracia, estaba en reparación. Lo intenté todo. Ninguna otra alternativa de transporte estaba disponible en aquel momento. La avioneta tampoco era una opción. Las pistas junto a los pueblos son simplemente campos. No se vuela allá hasta que la tierra no se seque: no se puede aterrizar", declaró Poliatinski.
"Los primeros 30 kilómetros caminé por el río [Lena] con agua hasta las rodillas", recuerda, señalando que durante los diez días que transitó por ríos y bosques solo durmió dos veces en una cama.
No obstante, señala que los habitantes locales le ayudaban cuando era posible y lo llevaban en tractores o algún vecino le ofrecía recorrer en su auto algún tramo donde se pudiera circular.
"En general, todo fue normal. Lo principal es que cuanto más caminaba, más liviana se volvía la mochila. El punto final era el pueblo de Sayilik. Dormí allí y fui hasta Yakutsk. Desde Yakutsk regresé en avión a Sangar", contó el cartero.