El corazón del Emperador Pedro I viajó este lunes a Brasil desde Portugal solicitado por el Gobierno del presidente Jair Bolsonaro para conmemorar el bicentenario de la independencia del país que se celebrará el próximo 7 de septiembre.
Hace unas semanas el mandatario brasilero obtuvo el permiso del presidente portugués, Marcelo Robelo de Sousa, y del alcalde de Oporto, Rui Moreira, para el préstamo del órgano del primer Emperador de Brasil que proclamó su independencia de Portugal el 7 de septiembre de 1822 con el «Grito de Ipiranga».
El órgano de Pedro I de Brasil y IV de Portugal estuvo conservado en formol durante 187 años. Como parte de esta celebración durante los días 20 y 21 de agosto estuvo expuesto en Oporto en la Sala Noble de la Hermandad de Lapa. «Creo que es fantástico, es fabuloso después de dos siglos tener el corazón de una persona que amaba tanto a Oporto», señaló uno de los visitantes. Ahora ha sido transportado desde la ciudad portuguesa a la capital brasileña en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña con los honores de un jefe de Estado y llevado bajo un fuerte esquema de seguridad hasta el Palacio de Itamaraty, la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Bolsonaro, en plena campaña electoral, pretendía organizar una gira por Brasil con la reliquia de Pedro I aunque finalmente tuvo que descartarse. Sin embargo será expuesta en la Cancillería a partir del próximo jueves como parte de los homenajes por los 200 años de la independencia del país. Su regreso a Oporto está previsto para el 8 de septiembre.
7 de septiembre de 1822
El primer Emperador de Brasil nacido el 12 de octubre de 1798 en Queluz, una ciudad al sur de Portugal cercana a Lisboa proclamó el 7 de septiembre de 1822 que «Brasil era libre de Portugal». Tras finalizar la Guerra de la Independencia separando al Reino del Brasil del Reino Unideo de Portugal, Brasil y Algarve y perduró hasta la Proclamación de la República con el golpe militar en 1889.
Brasil dejó de ser colonia portuguesa en 1808 cuando el Rey Juan VI (padre de Pedro I) llegó a Río de Janeiro junto a su corte huyendo de la invasión napoleónica de la península ibérica. La decisión del entonces príncipe Pedro de permanecer en Brasil, permitió que el país obtuviese su independencia sin necesidad de una guerra.
Esta no es la primera vez que los restos mortales del Emperador se presentan para conmemorar la independencia de Brasil. Ya en 1972, durante la dictadura, parte de la osamenta de Pedro I fue expuesta en varias ciudades del país antes de ser depositada en el Monumento a la Independencia de Sao Paulo.
Fuente: eldebate.com