“Unidad Panamericana”, el último mural pintado por Diego Rivera en Estados Unidos, pudo ser trasladado del vestíbulo del City College, de San Francisco, al Museo de Arte Moderno de la misma ciudad (MoMA), gracias a una labor titánica en donde los encargados tuvieron que desarmar, transportar y rearmar la obra.
En un principio, el mural se develaría en 1940 como parte de la Exposición Internacional de Golden Gate; sin embargo, no se concluyó a tiempo y terminó en el City College. Por este motivo, cuando el museo lo pidió prestado “para develarlo al fin, 80 años después”, consideraron que retirar una obra de yeso fijada con pernos y luego transportarla a 13 millas (21 kilómetros) de ahí, parecía una misión imposible; hasta que Alejandro Ramírez Reivich, del Centro de Diseño Mecánico e Innovación Tecnológica (CDMIT) de la Facultad de Ineginería (FI) aseguró que “sí se podía”.
“Yo soy ese profesor loco al que se le ocurrió decir que transportar el mural era factible. El problema era que la obra es tan delgada y frágil que removerla era casi como despegar un cascarón de huevo de un enorme bloque de hormigón. Y la tarea implicaba mucho más: moverla, cargarla, desplazarla, subirla a un camión y volverla a armar, y todo ello en medio de una pandemia mundial”, recuerda el académico.
Y es que de haber tachado las fechas en el calendario, se demostraría que los encargados le dedicaron más de mil días al traslado, el cual inició en abril de 2018 y concluyó el pasado 29 de junio del presente año.
“Fuimos 60 los convocados y al final quedó un pequeño grupo porque la labor no era nada fácil. ¿Me arrepiento? ¡No!, este fue el proyecto más bonito en el que he participado, y lo digo en cualquier sentido”, señaló Ramírez Reivich.
Al final, la operación fue todo un éxito, y hoy el mural puede apreciarse de forma gratutia en el Museo MoMA de San Francsico; incluso, puede observarse sin entrar al inmueble, ya que éste fue montado en una galería con paredes de vidrio visibles para los peatones de la transitada calle Howard Street.