A los 94 años de edad, falleció una de las figuras más icónicas de la cultura mexicana. Hablamos de Silvia Pinal, quien además de construir una destacada trayectoria en el cine y la televisión, que la llevó a protagonizar famosos programas y actuar bajo la dirección de Luis Buñuel, Vittorio de Sica y Samuel Feller, también mantuvo una relación cercana con la literatura, la pintura y el teatro.
La oriunda del estado de Sonora se formó en la Escuela de Arte Teatral de Bellas Artes, donde tuvo como maestros a Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia y Salvador Novo, tres de los protagonistas del grupo Contemporáneos.
En 1950, actuó en “El Cuadrante de la Soledad”, una de las pocas obras teatrales de José Revultas. Dicha puesta en escena, dirigida por Ignacio Retes, contó con decorados de nada más y nada menos que Diego Rivero; de hecho, esta producción significó el punto de partida para que el muralista le obsequiara el popular retrato cinco años después.
Hablando de pinturas, el artista ecuatoriano Oswaldo Guayasamín también retrató a Silvia Pinal, mientras que el mexicano Ignacio Beteta Quintana la plasmó desnuda.
A la par de estas colaboraciones, la apodada “última gran diva del cine mexicano” formó parte del elenco de “Vidas Privadas”, bajo la dirección de José Luis Ibáñez; y “La Señorita de Tacma”, obra de Mario Vargas Llosa.