- La nómina magisterial y la de salud, además de la de seguridad pública, son las más abultadas a nivel estatal por el número de sus servidores públicos. El COVID-19 evidenció que al menos las dos primeras son rehenes de los líderes sindicales, quienes al pactar a espaldas de sus representados reducciones de ingresos y trabajo sin protección, demostraron ser igual de charros que en sus peores tiempos. Hasta ahora, en la entidad no se sabe de falta de insumos o reducciones salariales a mandos medios y superiores, con excepción de los recientemente anunciados por el ayuntamiento de Toluca o los diputados locales de Morena (éstos últimos, sin forma de fiscalización), pero, como siempre, son evidentes las afectaciones a la base laboral.
- A lo largo de la cuarentena se han visto diferentes asociaciones, colectivos, grupos civiles y hasta negocios ofrecer comida y toda clase de apoyos a las personas que han quedado sin trabajo u oportunidades para ejercerlo, sin embargo, con algunas escasas excepciones, los gobiernos se han olvidado de la necesidad inmediata de algunos sectores, que es llevar alimento a su mesa.
- A pesar de que no han pasado los días con el mayor número de contagios y víctimas mortales por el COVID-19, ya se planea el retorno a la actividad, lo que podría verse reflejado durante los siguientes días, que son fin de semana y quincena (para los más afortunados), lo que podría llevar a que las personas salgan a las calles minimizando el riesgo de contagio que aún es alto. La estrategia y los momentos para comunicarla deben de ser bien definidos por las autoridades federales y estatales, de otra forma esto podría convertirse en un verdadero problema.